Historia de Alejo

Hoy, en el día de la madre, me gustaría contaros mi historia, como madre, aunque colateralmente os cuento la de él, la de Alejo.

Siempre he dicho que Alejo nació para ponerme a prueba, para hacerme madurar y enseñarme que la vida no es un camino de rosas y para gritarme que lo más importante es la salud.

Los mayores te lo dicen. y te lo repiten hasta la sacidad, pero tú con 30 años, llena de energía y vitalidad, lo piensas sí, pero en ese momento la sald no es lo más importante, hasta que nació Alejo hace 7 años.

A los 29 días le ingresaron, fiebre y sangre en las heces. Su hermana, un toro, nunca enferma, con 2 añitos, apenas se enteraba de nada, mamá se fue y dejó de verla 10 días porque su hermano se quedaba en el hospital. Menudo disguto se cogió sin saber qué y por qué pasaba.

Le hicieron pruebas de meningitis y por suerte, se quedó sólo en una bronquiolitis y otitis, que se fue repitiendo día tras día durante los dos primeros años de su vida. 

No disfruté mucho de él, la budosonida, la amoxicilina y el augmentine formaban parte de Alejo y los vomitos nocturnos llegaban a veces hasta 6, lo que se traducía en noches en vela, por lo que ya os imaginaréis.

Los cambios de sábana no eran lo más problemático, si no que en algñun momento se privaba y tenía dificultad respiratoria. 

Con dos años y medio, el pedriatra decidió vacunarle de la gripe, y no sé si fue casualidad o no, pero desde luego fue espaciando sus bronquilitis y empezamos a disfrutar un poquito del pequeñajo.

Con 4 añitos tuvo una reacción alérgica...nos acompañó durante 2 meses y nadie sabía que era, y a los 4 años y medio se levantó con los párpados abultados.

La enfermera del cole me dijo que podría ser una alergia alimentaria y cuando fui a recogerle ya no tenía esos ojos pero aún así, la enfermera del cole me dijo "llévale al pediatra"

El pedriatra le vió y empezó a tocarle las piernas y rápidamente dijo "toma este bote y cógele una muestra de orina".

Salimos de la consulta y fuimos al baño. Volvimos con el bote y el pediatra cogió un bote con una especie de tira con muchos colores, lo introdujo y le cambió la cara. Nos miró y nos dijo, “mañana le hacéis un análisis de orina urgente, y os llamo por teléfono”. Yo le preguntaba, “¿pero qué pasa?” Y él solo decía, “no te preocupes, pero mejor no adelantar acontecimientos”.

Salí de la consulta tranquila, pero pensando que una vez más, el pequeño me iba a espabilar, y que el viaje a Londres del sábado podría estar en peligro.

A la mañana siguiente íbamos al cole, y justo me entró una llamada: “Hola. Soy Santiago, el pediatra. Qué tal?” Contesté con un sencillo “bien”, ya con un nudo en la garganta. Me dijo, “por favor, si estás con Alejo, iros a urgencias al hospital, ya he avisado yo qué vais”.
Os podéis imaginar mi cara, dejé a mi hija mayor en el cole, llamé a mi marido y me fui a urgencias. En urgencias le hicieron miles de cosas, hasta que un pediatra me dijo: “No vemos nada raro en el niño, si no hubiera sido porque ha llamado tu pediatra con el diagnóstico, te hubiéramos mandado a casa, pero tiene que quedarse ingresado”.

Qué?????? Pero qué le pasa?? Y ahí fue, ahí fue cuando entendí que todo iba a comenzar y a ser diferente. Alejo en cambio temeroso, no se enterada de mucho, solo que se le presentaban unos días en el hospital, que pasados tres años sigue recordando como una experiencia, buena, muy buena, se lo pasó pipa con su cama que subía y bajaba, con su amigo el de la habitación de al lado, con sus amiguitos del cole que venían a verle y con todo aquello que acontecía. Mientras, yo, solo me preguntaba pero  ¿qué es esto del SÍNDROME NEFRÓTICO?

Ahora llevamos tres años conviviendo juntos, y si algo sé es que tu estado de ánimo sube o baja como una montaña rusa y que mi vida empezó a depender de un color de una tira.

Lo llevamos bien, Alejo es fácil, cortico sensible y buen paciente, es un niño con un carácter complicado pero es el mejor paciente que he podido tener y que vino a enseñarme mucho, a enseñarme que lo que más quieres en la vida, puede generarte miedo, mucho miedo pero que a pesar de todo, el sol no deja de brillar y la vida sin él, hubiera sido un poquito más aburrida.

Os animo a todas las mamis con enanos con SNI a contar vuestra historia, parece que no, pero es un recuerdo con sabor amargo que a medida que pasa el tiempo, se va convirtiendo en agridulce…. O al menos, en mi caso.
Gracias a los que habéis llegado a este punto de la lectura. FELIZ DÍA DE LA SÚPER MAMI, especialmente a aquellas, que me entendéis mucho más por compartir esta experiencia con vosotras!

PDT. La hermana en cambio, vino a enseñarme que la vida puede tener otra cara. Mis dos caras de mi moneda.

Silvia (mamá de Alejo)

Nuestros hijos/as son lo más importante que tenemos. Si le han detectado Síndrome Nefrótico podemos ayudarte

NO ESTAS SOLO/A